En acrílico
“El día nos acompaña, la luz del sol o de la luna, los colores vivos del amanecer o la calma del atardecer. Esa energía nos impulsa en el camino que atraviesa el lienzo. En él se abren grietas emocionales que debemos transitar y el mar, como nuestro corazón, nos da vida. Su oleaje nos mece o late con fuerza llevándonos a lugares desconocidos mientras una manta dorada nos cubre y nos recuerda que no estamos solos, que somos capaces y que podemos, sencillamente, VIVIR”
Corrientes, grietas y manta dorada